La fiesta resulta agobiante. Hay decenas de personas bailando
en cada rincón, gritando y bebiendo. Me siento en la barra improvisada que han
hecho y pido algo para beber. No acostumbro a tomar alcohol, pero hoy me siento
tan abrumada que quiero despejarme un poco. Por supuesto, siempre hay alguien
decidido a no dejarme tranquila.
-¿Qué bebes?
El vaso parece volar de mi mano. Comienzo a estar un poco
mareada, pero sé que Álex ya está tirando de mí para que me ponga en pie. Me
lleva a la pista de baile y empieza a hacerme girar.
-Para, vas a hacer que expulse hasta su primera papilla.
Ahora el de la voz es Adrián. No lo he visto desde hace
semanas. No sé cómo sentirme al oír su voz, y estar ebria no ayuda. Siento unas
manos familiares agarrarme por los hombros y guiarme hacia una puerta. Es la
zona de descanso, por decirlo de alguna manera.
-¿Se puede saber por qué bebes ahora? - me pregunta Adrián
sentándome en un sofá rojo.
De repente me siento terriblemente cansada, así que dejo caer
la cabeza a un lado... sobre el hombro de Adrián.
-Genial, estás peor de lo que imaginaba – comenta con ironía.
-Déjame. Estoy cansada.
A penas soy consciente de lo que sigo hasta que las palabras
ya han salido de mi boca.
-Pobre – dice, colocándome un mechón de pelo detrás de la
oreja. - No te sienta bien, ¿eh? ¿Por qué estabas bebiendo?
-Echo de menos a Estefi.
Atraído por el nombre, Juan aparece de golpe a nuestro lado.
-¿Qué te pasa?
Aunque tengo los ojos cerrados puedo ver la cara de confusión
que debe tener.
-Adivina.
-¿En serio? Pensaba que sólo tendría que ser el niñero tuyo,
Adrián; siempre y cuando tú fueses el mío. ¿Cuándo ha entrado Ana en nuestra
relación?
No sé de qué hablan, aunque tampoco me molesto en preguntar.
Lo que más me preocupa ahora es que soy incapaz de permanecer con los ojos
abiertos tres segundos.
Adrián, quien ha empezado a reírse, acaricia el brazo con la
punta de los dedos.
-Deberíamos llevarla a su casa.
-Estás de broma, ¿verdad? ¿Para que la vean así?
Las conversaciones se mezclan y dejo de prestar atención a
quién dice cada frase. Estoy a punto de dormirme, lo sé.
-No están.
-¿Qué? Pero si es Noche Vieja.
-Están con Claudia.
Sé que ambos me están mirando. ¿Lo he dicho? Sí, acabo de
nombrarla.
-¿Quién es Claudia? – pregunta Adrián.
-Llevémosla a su casa.
No soy consciente del trayecto de vuelta a mi casa. Sólo sé
que piden un taxi y me siento en la parte de atrás con Juan. No llego a
quedarme dormida, pero tienen que sacarme en volandas y llevarme hasta mi piso.
Las primeras arcadas llegan con el amanecer. Salgo de la cama
y corro hacia el cuarto de baño para expulsarlo todo. Llevo puesto unos
pantalones de correr y una sudadera. Recuerdo brevemente cuando me los puse
anoche. Unos minutos más tarde, salgo del cuarto de baño y regreso a mi
habitación. Pero no estoy sola.
-¿Qué haces aquí?
-Dormimos en el sofá anoche. Te he escuchado levantarte.
¿Estás bien?
-Algo mareada y me duele la cabeza. ¿No volvisteis a la
fiesta? - Juan niega con la cabeza. - ¿Y Adrián?
-Durmiendo en el salón.
Me siento a su lado, en la cama, y observo sus manos. Dedos
largos y finos, pero también fuertes.
-Aún me siento eufórica por el alcohol. Siento que soy capaz
de decir cualquier cosa, sin miedo a nada.
-Entonces habla.
-Creo que comenzaba a sentir algo por ti cuando te marchaste
a Barcelona.
Lo miro, pero no parece sorprendido. Esboza una tímida
sonrisa y baja la mirada.
-Lo sabía.
-¿Qué? – pregunto aterrada.
-Tu madre llamaba todas las semanas para preguntarme. Sabía
que ella no llamaría por gusto, que alguien se lo estaba pidiendo. Y ese
alguien eras tú. ¿Por qué? Al principio pensé que era porque te lo pedía
Estefi, pero por lo que me contaban Adrián y el resto sabía que no era así.
Además, Estefi jamás te hubiera pedido que le pidieras nada a tu madre.
-¿Por qué?
-Todo el mundo sabe que no tenéis una relación muy buena.
-Es mi madre – me limito a decir.
-Sí, pero…
-Entonces, ¿lo sabías?
-Sabía que tu madre me llamaba porque tú se lo pedías.
Después sólo tuve que unir cabos sueltos.
-Lo siento – digo, aunque no sé por qué me disculpo.
-Sólo quiero saber una cosa – se gira para mirarme a los
ojos. Tiene unos ojos marrones claros precioso – Ya no es así, ¿verdad? Ya no
sientes nada que no sea amistad.
-Sólo eres un amigo.
Y es cierto. Al decirlo me doy cuenta de que es verdad, de
que sólo es mi mejor amigo. Me acerco a él y lo abrazo. Después, empiezo a
reírme.
-No se lo digas a Estefi. No volvería a confiar en mí nunca.
-Tranquila – dice, devolviéndome la sonrisa – Jamás se lo
diré.
awwwwwww i <3 cap...me gusto ,pero queria a Josh ajajajaa
ResponderEliminarbesotes
Pronti lo tendrás de vuelta, en el siguiente creo jajaj
EliminarSaludos y un besazo ^^