-¿Vanessa?
-Hola Josh.
-¿Qué haces aquí?
-¿Vas a algún lado? – baja la mirada y mira la chaqueta que
aún no he terminado de ponerme - ¿Puedo acompañarte?
-No. ¿Qué quieres?
-Quiero hablar.
-Habla.
Me apoyo en el marco de la puerta y la miro con atención.
Hace poco más de un año que decidió dejarme y marcharse. ¿La razón? No la hay.
-¿Puedo pasar? – me pregunta. Como respuesta, coloco el
brazo de tal forma que impida que nadie entre en mi apartamento - ¿Sabes? Es
mejor que me vaya.
Se da la vuelta y camina hacia el ascensor. Es entonces
cuando me fijo en su figura, en su pelo... y no puedo evitar recordar todos
esos momentos que hemos compartido juntos.
Las puertas del ascensor se abren y, antes de volver a
cerrarse, estoy dentro de él con Vanessa.
-Voy al restaurante de abajo a cenar. ¿Quieres acompañarme?
Esboza una sonrisa perfecta y asiente.
-Me encantaría.
Así que eso hacemos. Caminamos en silencio por la calle y
llegamos al restaurante. Nos sentamos en una mesa que hay algo apartada del
resto, para tener algo de intimidad y que no nos reconozca la gente. Seguimos
en silencio hasta que me canso de esperar y decido preguntarle sobre qué quería
hablar.
-Me han dicho que has estado en España, ¿no?
-Genial- comento con sarcasmo - ¿Es eso? ¿El mismo tema de
siempre? Porque ya estoy harto de que me pregunten por lo mismo. Sí, he estado
en España. ¿Ocurre algo?
-No, sólo que los rumores...
-Escucha Vanessa – digo cortante – Eres famosa, como yo.
Sabes que todo el mundo está pendiente de los rumores y la mayoría son falsos.
-No cuando vienen acompañados de fotos.
-¿De qué?
Entonces rebusca en su bolso y saca su teléfono móvil. Un
momento después me lo pasa y miro lo que hay en la pantalla. Son fotos mías con
Ana en el parque de atracciones y paseando por la ciudad.
Alarga el brazo para volver a coger su móvil pero lo alejo
de sus manos.
-¿De dónde has sacado esto? - pregunto.
-Las ha colgado una revista en su página de Internet,
supongo que saldrán la semana que viene.
Saco mi móvil dispuesto a llamar a Ana y avisarla de lo que
nos va a caer encima, en especial ahora.
-¿Vas a llamarla a ella?
-Sí.
-¿Por qué?
Me detengo y la miro a los ojos.
-¿Que por qué? Porque es una chica que está alejada de todo
esto. No está acostumbrada a que la gente la mire con odio ni a que salgan
fotografías de ella en una revista.
-Es sólo una fan de diecisiete años, ¿no?
-Estás muy informada sobre tema por lo que parece – comento
con ironía mientras vuelvo a pulsar números en mi móvil.
-No la llames.
No le habría hecho caso si no fuera por el tono de súplica
que utiliza. Dejo el móvil a un lado sobre la mesa, y me enfrento de nuevo a
sus ojos oscuros.
-¿Cómo sabes que tiene diecisiete años?
-Me he informado Soy un poco cotilla en ese aspecto –
responde sonriente.
-No me hace ninguna gracia.
-Creo que deberías dejarla en paz. Es sólo una cría que ha
jugado con fuego. Mira cómo ha acabado, y eso que aún no ha llegado lo peor.
-No tienes ni idea de cómo es. - digo bajando la voz hasta
un punto que resulta amenazante.
-Te lo estoy diciendo por su bien, Josh. Además, ¿qué es lo
que os traéis? ¿Es sólo amistad?
-No te importa, Vanessa.
-Si tú lo dices.
En ese momento llega el camarero con la comida que hemos
pedido, aunque a mí se me ha ido el apetito por completo. Comienzo a picotear
en mi plato sin ganas mientras Vanessa se come su ensalada tan tranquila.
-Creo que debería irme – digo, levantándome de la mesa – No
vemos en otra ocasión.
Salgo del restaurante no sin antes haber pagado la cuenta y
camino deprisa hacia mi apartamento. Cuando llego me pongo unos pantalones de
dormir y la primera camiseta que encuentro. Después me tumbo en el sofá y paso
los canales del televisor, intentando distraerme con cualquier cosa. Tengo que
llamar a Ana antes de que salgan las fotografías, aunque ¿de qué serviría eso?
Dudo que pueda hacer algo para evitar que las publiquen. ¿Y por qué me ha
advertido Vanessa? He estado bastante borde, pero es normal teniendo en cuenta
lo que me hizo hace unos meses. Ni siquiera sé por qué he ido a cenar con ella,
debería haber cerrado la puerta sin más. ¿Sigo sintiendo algo por ella? No. No.
No lo sé.
El timbre vuelve a sonar y me levanto corriendo para abrir
la puerta. Al otro lado está de nuevo Vanessa. Se hace un silencio muy incómodo
entre ambos y sé que esta vez me toca romperlo a mí.
-Siento haber sido tan insoportable esta noche. Siento mucho
cariño por esa chica y no quiero que lo pase mal.
-No te disculpes – dice, haciendo un gesto con la mano – No
debería de haber sacado el tema. Ya no debería importarme tu vida privada.
Cuando se acerca y me besa, una parte de mí no deja de
gritarme que la suelte, que no le permita volver a hacerme daño. Pero estoy tan
cansado de luchar contra esa parte de mi cabeza, que me dejo llevar como hace
tanto tiempo que no hago.
¡Hola!
ResponderEliminarTe he nominado a un Liebster Award, un premio a tu motivación, y creatividad. Continúa así. C;
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Pásate por mi blog. ¡Dos besos!
Muchas gracias, cuando pueda me paso (:
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