miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 9 - Josh

Caigo sobre el sofá, agotado. He estado alrededor de doce horas grabando y sólo he descansado para comerme un bocadillo ridículo. Me muero de hambre. Me acerco al frigorífico y saco lonchas de bacon para freírlas. Desde que entré a formar parte de esta familia formada por los actores, director , productor y equipo técnico de The hunger games, trabajo como nunca y apenas duermo. Toda esta prisa se debe a que Jenn, la protagonista, debe empezar a grabar otra película a finales de año. Vamos contra reloj.
Por suerte, mañana es día libre de grabación porque Francis Lawrence, el director, tiene que ir de Atlanta a Los Ángeles para ser entrevistado en un famoso programa de televisión.
Quince minutos después de haber llegado al trailer, estoy sentado en el sofá comiendome mis trozos de bacon antes de que llegue Jenn, para impedir que me desaparezcan del plato.
Si yo estoy agobiado, la pobre Jenn está a punto de sufrir un ataque. Casi ni descansa y tiene el doble de escenas que yo. Ahora mismo está grabando una con Liam, en el bosque.
Cojo mi ordenador y miro mi Twitter. Me extraña no tener ningún mensaje directo. En el único descanso de la escena de esta mañana, he podido coger el portátil y he hablado con la chica que al parecer se llama Ana. Parece simpática, aunque creo que se estaba riendo un poco de mí, pero no me molesta. El último mensaje se lo mandé yo, y no lo ha respondido.
Cuando termino de comer, lavo los platos y limpio un poco el trailer. Sé que todas las mañanas el equipo de limpieza se encarga de limpiar, pero yo soy un fanático que no puede vivir sabiendo que no limpia.
Alguien da unos golpes en la puerta del trailer y, cuando abro, me encuentro con el ‘chico de los recados’ de Francis, como cada noche.
-Josh, mañana van a comer todos los actores juntos en una pizzería que hay al final de la calle. Me han pedido que te avisara. Aunque no va Francis, va casi todo el equipo de rodaje.
-Gracias Jack, allí nos vemos.


Pasan las horas y, aunque sé que debería dormir, no puedo conciliar el sueño. Además, mañana tengo todo el día para recuperar horas de sueño. En algún momento entre las 9 y las 11, Jenn llega y, sin decir una palabra, se va a dormir. Cuando son las 11 y cuarto recibo la respuesta al mensaje que le mandé a Ana.
Es extraño, si son las 11, en España deben de ser las 5 de la mañana. ¿Qué hace despierta a estas horas? Aunque parezca descortés, la curiosidad me mata y acabo preguntándole.
‘¿Puedo preguntarte que haces despierta a estas horas? Según mis cálculos, aún no ha amanecido en tu país, ¿no?’
‘Efectivamente. Son las 5.30 de la mañana. Ayer me acosté a las 6 de la tarde y ya he dormido suficiente’
‘¿Alas seis?’
‘Sí. Estaba hecha polvo. Tuve un día difícil...’

‘¿Quieres desahogarte y contarme tu día difícil?’

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