-No querrá verme.
-Me da igual lo que digas.
-Claudia, me odia.
-Vas a subir, repito. Es solo una chica de 17 años, no es
normal que ambos le tengamos tanto miedo.
No tiene sentido seguir discutiendo, así que subimos al
ascensor y esperamos a que éste llegue a la sexta planta. Cuando las dobles
puertas de hierro se abren, vemos que la de madera que hay a nuestra izquierda
está entreabierta. Nos acercamos con sigilo, como si temiéramos que saliese un
perro rabioso del otro lado, algo que es probable que suceda. Pero no ocurre
eso, al menos en un principio. Justo cuando llegamos a la puerta, una voz desde
dentro nos hace sobresaltarnos.
-¿Vais a entrar de una vez?
Así que entramos. Claudia, quien no ha soltado mi mano aún,
me guía hasta el salón, donde Ana está sentada en uno de los sillones. Claudia
se detiene de golpe y la observa con cuidado. Ahora es uno de esos momentos en
los que resulta fácil diferenciarlas. La mirada de Ana se detiene por un
momento en nuestras manos. Estoy a punto de soltarme, pero no lo hago porque la
fuerza de la mano de Claudia aumenta sorprendentemente.
-Está bien - comienza Ana - Voy a hacer el mayor esfuerzo de
mi vida por no ponerme a gritar. - Cierra los ojos y pega la espalda al
respaldo del sillón - Empecemos por ti - dice señalando a su hermana - ¿Has
venido a algo importante aparte de a restregarme que eres actriz y que te vas a
Nueva York? ¿Tal vez a hacer que me pelee con mi novio al hacerle creer que yo,
es decir tú, estoy saliendo con... Él?
Y entonces me mira. Unos ojos llenos de dolor, de rabia... Y
de cierta diversión.
-¿Novio? - Pregunto.
Suspira y baja la mirada.
-No te interesa, Josh - susurra lo suficientemente alto para
que la oiga.
-Yo no quería causar problemas Ana... - Empieza Claudia,
pero Ana levanta una mano para interrumpirla y vuelve a hablar.
-Cuando él llegó - añade señalándome, aunque esta vez no me
mira - No le dijiste que no eras yo hasta que no aparecí. ¡No eres yo, Claudia!
Así que deja de fingir, ¿de acuerdo? Tú no vives aquí, mis amigos no son tus
amigos, tú no eres yo. Así que haz el favor de no esperar hasta el último
segundo para revelar quién eres. Y ahora - añade, volviendo a clavar su mirada
en mis ojos - déjame a solas para que hable con Josh.
Y así lo hace Claudia. Suelta mi mano y se marcha del salón
cerrando la puerta con cautela.
Ana se levanta del sillón y comienza a pasear por la
estancia, pasando su mirada de mis ojos al suelo y sin dejar de jugar
retorcerse los dedos de las manos detrás de la espalda.
-¡Ay Josh! - Suspira justo cuando empezaba a preguntarme
cuanto duraría el eterno silencio. - ¿Por qué lo haces todo tan difícil?
Entonces la veo, justo cuando levanta la cabeza, la sonrisa.
-¿Sonríes? - Pregunto.
-He estado meses haciéndome preguntas. ¿Por qué no me habías
llamado? ¿Qué había significado para ti? ¿Qué sentías por Vanessa? ¿Me habías
olvidado ya? Comenzaba a recuperarme, a creer que tal vez mi mente había
exagerado las cosas... cuando has aparecido aquí. - Deja de hablar unos
segundos antes de sentarse en el brazo del sofá y hacer la última pregunta. -
¿Qué haces aquí?
-Yo... – De repente no tengo palabras. La he herido. Y jamás
me lo perdonaré - Lo siento.
-No puedo enfadarme contigo, Josh.
-Creí que sentía algo por ti, y estoy confundido aún. Ayer
empecé a acordarme de ti y me di cuenta de que me importabas, y de que estaba
preocupado. Así que busqué un avión y vine enseguida. Y aquí estoy de nuevo. No
sé qué hago, Ana. Solo sé que necesitaba saber si estabas bien.
-Lo estoy. - Me interrumpe, y abro mucho los ojos, perplejo.
- Y yo tampoco sé qué sentía y qué siento. Lo que sí sé es que no puedo odiar a
alguien que me importa tanto. Soy Hutcher, Josh. A pesar de todo sigo siendo
una persona que sonríe cuando tú sonríes, que te adora por cómo eres, por lo
que haces. Así que después de estar toda la tarde pensando me he dado cuenta de
que no quiero esto. No quiero estar pendiente de ti para romperme el corazón,
sino para alegrarme, como hace un año. Si fuera otra persona la que está
haciendo lo que estoy haciendo yo, la odiaría. Intenté odiarte, Josh, y no
puedo; solo puedo recordar como eras para mí antes de aquel mensaje. Y quiero
que todo vuelva a ser así. Seamos sólo amigos y seré la persona más feliz del
mundo.
Me acerco poco a poco a ella, la cojo de la mano y la obligo
a levantarse.
-Es lo menos que puedo darte.
Y la abrazo.
Awwwww ke hermosoo jaja
ResponderEliminarmuy buen cap
escribes genial
SOLO AMIGOS?
ResponderEliminarNO NO NO NO CON JOSH ES IMPOSIBLE
ME RENDIRIA EN EL 1º MOMENTO. POR EL ANGEL<!